22 mayo 2011

El espíritu de Sol

Este texto tiene una estructura extraña pues, merced a la magia de Word, voy a poner al principio el último párrafo que he escrito, y lo hago porque no quiero acabar con una sombra. De modo que así termina el texto:

No obstante lo dicho, el Pepito Grillo de mi escepticismo sigue ramoneando por entre los verdes pastos de esta luminosa primavera. Pero yo quiero callarlo, no quiero escucharlo, no quiero contaros lo que me dice, quiero que nunca pueda decir:
- Si ya lo decía yo.

Y así comienza:

Quienes me conocéis bien, sabéis que no suelo hablar de política. Mis conocimientos sobre ella son mediocres y lo poco que conozco no me sirve, precisamente, para apreciarla. Aunque quizá no debería hablar de forma despectiva de la política como concepto, sino de quienes la ponen a su servicio para sus propios intereses. Pero bueno, no voy a divagar que tengo mucho que contaros.

Yo, por edad, empecé a votar con la recién nacida democracia y sin embargo ayer, 21 de mayo de 2011 tuve la sensación de que viví una autentica jornada de reflexión como no se daba en muchos años. Y esto es lo que quiero compartir con vosotros: los apuntes de este primaveral sábado.

Para ser cronológicamente estricta os contaré que la víspera, es decir, el viernes por la noche, andaba yo algo atareada entre dos pantallas: la de la televisión y la del ordenador, porque me preocupaba, o más bien me interesaba, saber cómo iba a resolverse el conflicto entre el derecho de reunión de los ciudadanos acampados en Sol y la absurda prohibición, desautorización, veto… de concentraciones para esta jornada, emitida por la Junta Electoral.

He de confesaros que a veces (muy pocas), me flagelo con el canal televisivo del toro (animalico, si él supiera quiénes lo tiene como logo, seguro que los corneaba. Pero esta es otra historia). Lo hago, fundamentalmente, para que tánto Sol no me deslumbre y para no olvidar que el lado oscuro sigue existiendo y que tiene un poder minoritario pero extenso. El caso es que siendo testigo de tanta manipulación mediática, pensé que lo mejor era que no me lo contaran y que estaría bien darme una vuelta por Sol; no para curiosear, como apuntan otros medios, sino con un espíritu de sincera solidaridad. Y si tenía alguna duda, se despejó cuando a las 00:00 horas del día 21, es decir, al inicio del reflexivo sábado, escuché el silencio de miles de personas ofreciendo una hermosa muestra de armonía y civismo.

Por ello, cuando me desperté con las primeras luces del sábado, reflexioné y me fui a Sol.

Nada más subir al tren comprendí que aquel iba a ser un día diferente. Dos chicas muy jóvenes (profesora de piano una, la otra, de biología) ocuparon asientos cercanos, por lo que, sin pretenderlo, escuché su conversación. Hablaban, emocionadas, de diversos aspectos de la movilización en Sol. Una de ellas se admiraba de que después de cinco días y seis noches, en multitud de plazas del país, con miles de personas, establecidas y visitantes, no hubiera habido ni un solo incidente destacable. Los ojos de la otra chica brillaban porque decía que admiraba el movimiento del 68; que, por joven, se había perdido la transición y que también había perdido la esperanza de vivir un momento de cambio social, porque la gente estaba muy desencantada pero muy apática. Ahora, no podían creerse que iban a poder participar de un movimiento social que les hiciera recuperar la ilusión, pues Sol es también su destino de este día (y esperemos que del resto de sus días). Un señor de aproximadamente 70 años no puede reprimir el impulso de integrarse en su conversación con sus comentarios de apoyo y admiración a las protestas, destacando su civismo y respeto. Antes de que el tren se ponga en marcha (por obras en las vías, el tren retrasó su salida 40 minutos, pero fue tan grata la espera, que a todos nos sorprendió cuando nos dimos cuenta), se encuentran con una amiga que plantea sus dudas acerca de la movilización, y ellas, muy lúcidamente y con claros argumentos debaten con la recién llegada. Un tiempo de reflexión (no sólo un día, como querrían algunos) ha comenzado, sin duda.

Llego por fin a la Puerta del Sol y no sé si lo que veo me sorprende o me alegra o me emociona. No le voy a poner nombre. Lo vivo.

Voy caminando lentamente por las calles del pueblo improvisado. No voy a contaros todo lo que veo porque seguro que a grandes rasgos, de algún modo y por algún medio, ya lo conocéis. Quiero contaros aquellos pequeños detalles que por azares de la vida viví con mis propios sentidos.

En la Comisión de Comunicación le pregunto a una chica acerca de su relación con la policía, si les dijeron algo cuando comenzó la jornada de reflexión. Me contesta que su relación es buena y que tienen autorización de estancia indefinida, siempre y cuando no haya disturbios ni, en ese día, propaganda electoral. Me habla de los medios de comunicación; me dice que la Comisión le ha pedido a los medios que no graben las asambleas, porque luego los debates son muy fácilmente manipulables, pero que no se lo han prohibido, aquí no se prohíbe nada: se pide, se recomienda, se aconseja.

De esto tuve un buen ejemplo unos minutos después. Me fui a la asamblea de comisiones y estando allí, se acercó un cámara de una televisión de cobertura nacional. Y no sé si me sorprendió más la actitud del joven activista o la del cámara, os cuento: el asambleario, desde el otro lado del círculo dice, levantando la voz lo justo para ser oído: - Porfa, no grabamos, ¿vale?- Y el cámara sin mediar palabra, da media vuelta y se marcha.

Al parecer, el cuerpo de bomberos de la Comunidad de Madrid, se unió simbólicamente a las protestas durante la noche, y, durante el día, cuando pasan por la calle tocan la sirena y la plaza rompe en aplausos.

En esa misma calle lindante con la plaza, que está abierta al tráfico, hay permanentemente, miembros de la Comisión de Respeto velando por la seguridad de los peatones que se acercan a Sol y porque no se interrumpa el tráfico.

Por cierto, también pude escuchar cómo un miembro de esa Comisión, la de Respeto, le explicaba a una señora qué hacían para que se cumplieran las normas internas. No son palabras textuales, pero en esencia le dijo esto:
- No hay normas internas como tales, hay actitudes que el sentido común desaconseja y que la mayoría consideramos inaceptables. Por ejemplo, no se debe beber alcohol porque puede causar situaciones conflictivas que perjudicarían al movimiento, por tanto si vemos que alguien está consumiendo alcohol le explicamos las posibles consecuencias y le pedimos que no lo haga dentro de la plaza. Razonamos, debatimos, consensuamos, no prohibimos: la decisión final siempre es del individuo. En casos más extremos, y muy raros, utilizamos la presión grupal, si alguien no se aviene a razones y su actitud puede perjudicar al grupo, quienes están por allí y han escuchado el debate, si no están de acuerdo con el individuo, se acercan diciendo: “No violencia, No violencia, No violencia”, hasta que comprende que está sólo en su pretensión y desiste. Pero lo que no se hace es ver a individuo como alguien que “la está liando”, sino que nos ponemos en su lugar e intentamos que él se ponga en el nuestro.

En otro momento se escucha por megafonía:
-“A ver compañeros: un electricista ha traído material para instalar un punto de recarga de móviles y necesita cuatro voluntarios para que le echen un cable”.
Carcajada general en Sol, lógicamente. Pero sobraron voluntarios.

De la gente que, como yo, paseaba por las calles me gustaría contaros un par de detalles.

Había un hombre, extranjero, que se dedicaba a copiar en un cuadernillo todos los eslóganes, frases, ideas, escritos en las pancartas, cartones o papeles. Y os preguntareis por qué sé yo que era extranjero, pues ahí está el mérito: lo sé porque llevaba un pequeño diccionario bilingüe; o sea, que no sólo copiaba, sino que traducía aquellas frases.

Reproduzco el diálogo de un par de amigos:
- Y esto, ¿hasta cuándo va a estar?
- Por ahí se oye que hasta el 2012, y yo espero que sea verdad.

Otra chica decía:
- Pues después de estar aquí, yo he decidido que voy a votar

Se vuelve a escuchar la megafonía:
- Compañeras, compañeros: hace falta leche de soja y cacao para los desayunos, y también vasos, aunque se recomienda que cada uno conserve el suyo. Gracias.
Ellos, los habitantes de Sol, han plantado una huerta simbólica, así que yo decido colaborar simbólicamente con ellos y me voy de compras. No quiero ir al Corte Inglés, así que busco un pequeño comercio en los alrededores. Cuando voy a pagar, los cuatro grupos de personas que esperamos en caja llevamos leche de soja y cacao. Pregunto a la cajera si no tiene vasos de plástico, pues no los he visto en las estanterías, y señalando al exterior, me dice:
- Ese señor de ahí, se ha llevado los que me quedaban.
El señor se dirige a Sol con una enorme bolsa de vasos de plástico.

Lo último que os contaré tiene que ver con la actitud policial. Yo no suelo ser muy curiosona, pero la coincidencia hizo que fuera testigo de este episodio. Sería sobre las seis de la tarde, ya me marchaba y quise tomar una última fotografía de conjunto desde la acera donde se encuentran los efectivos policiales. Entonces veo que su actitud, en general relajada y serena, cambia; se ponen alerta y se reúnen. Yo me encuentro junto a un miembro de la Comisión de Respeto que está colaborando en la atención al tráfico y un policía se separa del grupo y se dirige a él:
- Oye, perdona, tú eres de la organización, ¿no? Es que en la esquina de al lado, junto al comercio XXX, hay un individuo de XXX características que está armando bronca. Nosotros no queremos movernos de aquí si no es imprescindible. ¿Os hacéis cargo vosotros? Si hay algún problema nos avisas.- (Increíble, todas estas palabras seguidas las dijo un policía antes de enarbolar la porra). El muchacho, después de alertar a un compañero, que lo siguió con la mirada, se dirigió al lugar indicado, identificó al individuo y se sentó a charlar con él. Yo seguí la escena todo lo discretamente que fui capaz (nunca he sido una buena espía) y hasta donde pude ver, el incidente se resolvió sin más problemas.

Por último quiero contaros otra cosa que llamó mucho mi atención y fue la ausencia total y absoluta de símbolos y de banderas. Para no mentir confesaré que vi algún que otro símbolo de la paz y una bandera del arcoíris.
O quizá sí había otra bandera, una gran bandera, pues no sé si será casual que todas las lonas que cobijan la acampada de Sol sean azules. Uno cuando está en el corazón de aquel reducto de vida y mira hacia arriba, intentando encontrar una bandera que lo identifique, encuentra siempre el cielo, el cielo auténtico, donde habita el sol, y el cielo artificial, el cielo que Sol ha creado para habitar.

19 mayo 2011

15M Mayo del 2011

Floren dice:


"No hace muchos días, un amigo mío que no debe andar lejos (quizá esté por detrás de alguna de estas amapolas) proyectaba ciertas expectativas y esperanzas sobre el movimiento que, tal como se anunciaba con desigual diligencia según medios, daría comienzo el día 15 del presente mes.
Yo me mostraba escéptico, inclinado a pensar que todo eso ya estaba previamente controlado por los oscuros y viejos poderes que nos vienen jodiendo (a veces con placer, a veces, las más, con dolor) al menos desde el albor de la edad moderna, es decir, desde los tiempos de los reyes católicos. Pensaba que el movimiento tendría un escaso seguimiento, algo testimonial, de corto recorrido y de escasa incidencia en el perverso devenir del sistema político.

Bien, pues de momento he de admitir y reconocer (lo hago de buen grado y con ilusión) que hasta ahora los hechos vienen a dar la razón a mi amigo y a quitármela a mí.

Mientras escribo estas letras, la puerta del Sol de Madrid está desbordada por una manifestación masiva y persistente que desafía con inesperado valor las corruptas órdenes de desalojo que las autoridades emiten en defensa del statu quo. Órdenes y disposiciones represivas que no logran sino incrementar el número de los concentrados, elevar su moral y consolidar sus ideas. Ignoro cuál será finalmente el alcance de este primaveral movimiento. Pese a la inicial euforia, yo continúo sospechando que todo sigue atado y bien atado, y que el poder posee numerosos “planes b” con organizaciones alternativas presuntamente progresistas y/o “verdes” que muy probablemente ya están integradas o acercándose a este esperanzador movimiento, con el designio claro de redirigirlo y neutralizarlo sin que se note, al menos hasta que sus líderes peinen canas como Daniel Cohn Bendit, “Dany el Rojo”, en la actualidad conspicuo apologista de la OTAN y todo lo que esta organización significa.

No obstante y por lo pronto, me niego a aguarme la fiesta. Voy a disfrutar de esta juvenil reedición de la cuasi olvidada sonrisa de cambiar el mundo y en cuanto pueda, voy pa la puerta el sol.

Sobre el asunto de votar o no votar sugiero, como no podía ser de otra manera, que hagáis lo que os pida el cuerpo. Pero quiero negar el asentado infundio propagandístico de que la abstención deroga el derecho a criticar. Antes al contrario, la abstención ya es, en sí misma, una crítica legítima. Otra cosa es que sirva para algo.
Lo que sí puede limitar razonablemente el derecho a la crítica es el voto (especialmente el dado a una opción de poder como el PP/PSOE) puesto que, de alguna manera, nos hace sentir cómplices y corresponsables de sus políticas, no dejándonos otra opción, para el caso de quedar defraudados, que lamentarnos, orientar nuestro voto hacia otra parte y entonar melancólicos esa vieja canción de Lluis Llach (no hay nada nuevo bajo el Sol) que venía a proclamar en un bello lamento:


“No era això, companys, no era això
pel que varen morir tantes flors,
pel que vàrem plorar tants anhels.
Potser cal ser valents altre cop
i dir no, amics meus, no és això.”

17 mayo 2011

Primavera

Mis queridos contertulios, la primavera es muy mala para sentarse a escribir al ordenador, hay tantos caminos, tanto sol y tantas flores que fotografiar, que me da una pizca de pereza.

Pero bueno, hoy me he decidido a apagar la chimenea que nos ha reconfortado durante este invierno y he tendido una mantica bajo un frondoso árbol, sobre un precioso manto de amapolas, para que sigamos nuestra charla al amor del sol de primavera.

Además quiero ofreceros un libro que coloco en la Biblioteca y con el que pasé algunos ratos  entretenidos. Se llama La tournée de Dios. No es una edición muy buena, pero es barata, vaya una cosa por la otra.

Espero que os agrade y con ese buen deseo os mando un saludo cariñoso.