29 junio 2011

Tomy propone un "juego"

Mis queridos amigos, acabo de abrir el blog y he encontrado, con agradable sorpresa, este comentario de Tomy incluido en el apartado de "Estilos de vida". Me ha parecido apropiado crear con él una entrada nueva, de modo que ahí va la propuesta de nuestro asiduo contertulio.

Tomy propone:


"Voy a sugerir para este apartado, tan interesante y complicado.....preguntas.

Propondré este juego que tal vez termine en debate. Aunque soy muy consciente que mis comentarios normalmente no gustan, y crean cierto "racismo de ideas" hacia mí. Siempre termino acusando "a mí, a nosotros", y eso no suele hacer gracia. No tengo tendencias a tirar balones fuera, hasta no tener los míos bien controlados. Aún así me arriesgaré con preguntas, digamos complicadas. A ver si los contertulios compartimos nuestras visiones. Porque aunque escribimos solo unos pocos, me parece de los mejores y más respetuosos y tranquilos foros, donde desarrollar y debatir ideas.


Ahí va:

¿Qué es la vida?"



21 junio 2011

Para pensar

Jose Luís Sampedro sigue animando la calle con Iñaki Gabilondo

PPP: La Palabra del Pueblo en la Plaza

14 junio 2011

Tarde de martes

Mis queridos amigos (/as, amigxs, amig@s, que una ya no sabe cómo hacerlo para no herir susceptibilidades. Menos mal que mis amigas saben que yo utilizo el genérico masculino con mucho cariño para ellos y para ellas), iba e escribir un comentario en respuesta a los últimos vuestros en "El espíritu de Sol", pero como me enrollo tanto no me cabe. Así que he decidido escribir una entrada nueva que, por otra parte, ya tenía en mente hacerlo. Pues ahí va.

Sabes, amigo Tomy, que estoy de acuerdo contigo, pues no son pocas las veces que hemos hablado del tema. Volver al statu quo previo a esta “crisis” no es la mejor solución, bajo mi humilde y siempre discutible punto de vista.

Exigir que haya trabajo para todos en las condiciones mínimas deseables para mantener un nivel de vida como el que se disfruta (o se disfrutaba) en este primer mundo, derrochador, irrespetuoso, esquilmador, avaricioso… no puede ser el ideal a perseguir.

Exigir que haya trabajo para todos en las condiciones de hace unos años, en una sociedad de consumo basada en la oferta y la demanda de “bienes de producción”, es como pretender salir por la boca de la pescadilla que se muerde con tenacidad la cola.

Necesitamos trabajo para ganar dinero, para gastarlo en “bienes de consumo”, que tienen que ser producidos por otras personas para ganar dinero para consumir a su vez; y así indefinidamente, (¿indefinidamente?). No, yo no creo en el “desarrollo sostenible”. Como frase está muy bien y como base para una atractiva oferta de declaración de intenciones. Pero siendo el Hombre como es, creo que estas sugerentes palabras no se las cree nadie, y mucho menos quienes las dicen, quienes las usan para la compra de votos y de simpatías populares.

Y no creo tampoco que  la solución sea fácil, pero desde luego, si la hay, pasa por un cambio de conciencia, de valores, de prioridades, de intereses, que no creo que estén en un horizonte cercano, al menos a nivel colectivo.

Mientras vivamos en una sociedad en la que el valor del dinero sea superior al valor de las cosas que puedan conseguirse con él, mal vamos. Sin embargo, hace poco, leí una opinión curiosa que se acerca mucho a mi pensamiento. Esta persona (no recuerdo quién era ni dónde lo leí) afirmaba que el futuro (inmediato, mientras no pueda prescindirse del dinero) pasa porque las personas aprendamos a pagar por el arte, por la creatividad, por la cultura, por la artesanía. De ese modo, muchas más personas podrían dedicar su tiempo a desarrollarse como individuos, podrían vivir de su arte, de sus habilidades innatas. ¿Quiere esto decir que no tendría que haber albañiles, fontaneros, barrenderos? No, no quiere decir esto, pero estas personas también pueden ser artistas en su trabajo (uno puede ser artista en su trabajo, sea éste cual sea, sólo haciéndolo con cariño) si lo hacen por un salario justo. Y sí, es posible que el concepto “salario justo” merezca una definición. A  ello me arriesgo:

Vivimos por comparación. Como nada es absoluto y todo es relativo, vivimos por comparación con otros. A mí (en mis particulares circunstancias, que ese sería otro tema) ser mileurista me parece un lujo, pero claro, cuando me hago consciente de los varios y elevados sueldos de los políticos de base, ya no digamos de los de altos escaños; de los directores generales, de los asesores, de los altos ejecutivos..., en fin de tanta gentuza que no quiero ni esforzarme en nombrar, ser mileurista me parece ridículo. Pero cuando soy consciente de que en otros lugares del mundo no saben lo que es un salario mínimo interprofesional quizá sea capaz de conformarme. También sé que hay quienes viven sin saber qué es un salario, y esos sí que me dan envidia.

No es la escasez de dinero lo que indigna, es la pura, manifiesta y descarada injusticia.

Hace poco también leí en un comentario a una noticia de un periódico digital, (es cierto, Floren, a veces estos comentarios anónimos tienen más valor y contienen más sabiduría que los profesionales) que venía a engrosar las peticiones de los indignados de Sol con una idea muy ocurrente y, a mi juicio, muy interesante que era la de establecer un “salario máximo interprofesional”.

Hay suficiente Riqueza para todos, pero hay mucha más injusticia. Y si he puesto Riqueza con mayúscula es porque no me refiero al dinero. Pienso que no encontraremos una solución (aunque seamos capaces de “salir de la crisis”) mientras vivamos en un mundo movido por los intereses económicos.

Por eso, estoy contigo Tomy: la revolución ha de ser mucho más profunda. Pero por algo se empieza ;-)


De todas formas, y aunque las matemáticas no son lo mío, permitidme que yo también haga una pequeña reflexión sobre lo que votamos los españoles, sobre esas supuestas mayorías gobernantes. Y para no cambiar de comunidad autónoma, seguiré poniendo por ejemplo la valenciana, aunque, como decís en vuestros comentarios, la reflexión es válida para casi todos los lugares que se nos ocurran.

En la Comunidad Valenciana ha votado el 71%; de ese porcentaje, menos de la mitad ha votado al Partido Popular, es decir, menos del 35% ha dado su voto a una panda de chorizos y a otros que, no siendo chorizos (obviamente hay gente honrada en todas partes y el PP no iba a ser menos), van a velar, por definición, por sus exclusivos intereses y los de los grandes empresarios y las grandes fortunas. Y ahora caben muchas preguntas:

¿Es el 35% mayoría?, ¿qué hacemos con el 33% que suman las abstenciones, los votos blancos y los nulos?, ¿por qué no hemos votado quienes nos hemos abstenido?, ¿teníamos motivos fundados para hacerlo?, ¿éramos conscientes de las consecuencias?, ¿somos “culpables” de lo que se fragua en ese mundo inaccesible y aislado de la realidad, que es la política?
¿Qué es, realmente la Democracia?, ¿es este juego de partidos con el que pretenden acallar cada cuatro años  la necesidad de participación del pueblo, con el que pretenden responsabilizar a los ciudadanos cuando las cosas se ponen feas?

Demasiadas preguntas para una tarde de martes. Me voy a tomar el sol.