14 junio 2011

Tarde de martes

Mis queridos amigos (/as, amigxs, amig@s, que una ya no sabe cómo hacerlo para no herir susceptibilidades. Menos mal que mis amigas saben que yo utilizo el genérico masculino con mucho cariño para ellos y para ellas), iba e escribir un comentario en respuesta a los últimos vuestros en "El espíritu de Sol", pero como me enrollo tanto no me cabe. Así que he decidido escribir una entrada nueva que, por otra parte, ya tenía en mente hacerlo. Pues ahí va.

Sabes, amigo Tomy, que estoy de acuerdo contigo, pues no son pocas las veces que hemos hablado del tema. Volver al statu quo previo a esta “crisis” no es la mejor solución, bajo mi humilde y siempre discutible punto de vista.

Exigir que haya trabajo para todos en las condiciones mínimas deseables para mantener un nivel de vida como el que se disfruta (o se disfrutaba) en este primer mundo, derrochador, irrespetuoso, esquilmador, avaricioso… no puede ser el ideal a perseguir.

Exigir que haya trabajo para todos en las condiciones de hace unos años, en una sociedad de consumo basada en la oferta y la demanda de “bienes de producción”, es como pretender salir por la boca de la pescadilla que se muerde con tenacidad la cola.

Necesitamos trabajo para ganar dinero, para gastarlo en “bienes de consumo”, que tienen que ser producidos por otras personas para ganar dinero para consumir a su vez; y así indefinidamente, (¿indefinidamente?). No, yo no creo en el “desarrollo sostenible”. Como frase está muy bien y como base para una atractiva oferta de declaración de intenciones. Pero siendo el Hombre como es, creo que estas sugerentes palabras no se las cree nadie, y mucho menos quienes las dicen, quienes las usan para la compra de votos y de simpatías populares.

Y no creo tampoco que  la solución sea fácil, pero desde luego, si la hay, pasa por un cambio de conciencia, de valores, de prioridades, de intereses, que no creo que estén en un horizonte cercano, al menos a nivel colectivo.

Mientras vivamos en una sociedad en la que el valor del dinero sea superior al valor de las cosas que puedan conseguirse con él, mal vamos. Sin embargo, hace poco, leí una opinión curiosa que se acerca mucho a mi pensamiento. Esta persona (no recuerdo quién era ni dónde lo leí) afirmaba que el futuro (inmediato, mientras no pueda prescindirse del dinero) pasa porque las personas aprendamos a pagar por el arte, por la creatividad, por la cultura, por la artesanía. De ese modo, muchas más personas podrían dedicar su tiempo a desarrollarse como individuos, podrían vivir de su arte, de sus habilidades innatas. ¿Quiere esto decir que no tendría que haber albañiles, fontaneros, barrenderos? No, no quiere decir esto, pero estas personas también pueden ser artistas en su trabajo (uno puede ser artista en su trabajo, sea éste cual sea, sólo haciéndolo con cariño) si lo hacen por un salario justo. Y sí, es posible que el concepto “salario justo” merezca una definición. A  ello me arriesgo:

Vivimos por comparación. Como nada es absoluto y todo es relativo, vivimos por comparación con otros. A mí (en mis particulares circunstancias, que ese sería otro tema) ser mileurista me parece un lujo, pero claro, cuando me hago consciente de los varios y elevados sueldos de los políticos de base, ya no digamos de los de altos escaños; de los directores generales, de los asesores, de los altos ejecutivos..., en fin de tanta gentuza que no quiero ni esforzarme en nombrar, ser mileurista me parece ridículo. Pero cuando soy consciente de que en otros lugares del mundo no saben lo que es un salario mínimo interprofesional quizá sea capaz de conformarme. También sé que hay quienes viven sin saber qué es un salario, y esos sí que me dan envidia.

No es la escasez de dinero lo que indigna, es la pura, manifiesta y descarada injusticia.

Hace poco también leí en un comentario a una noticia de un periódico digital, (es cierto, Floren, a veces estos comentarios anónimos tienen más valor y contienen más sabiduría que los profesionales) que venía a engrosar las peticiones de los indignados de Sol con una idea muy ocurrente y, a mi juicio, muy interesante que era la de establecer un “salario máximo interprofesional”.

Hay suficiente Riqueza para todos, pero hay mucha más injusticia. Y si he puesto Riqueza con mayúscula es porque no me refiero al dinero. Pienso que no encontraremos una solución (aunque seamos capaces de “salir de la crisis”) mientras vivamos en un mundo movido por los intereses económicos.

Por eso, estoy contigo Tomy: la revolución ha de ser mucho más profunda. Pero por algo se empieza ;-)


De todas formas, y aunque las matemáticas no son lo mío, permitidme que yo también haga una pequeña reflexión sobre lo que votamos los españoles, sobre esas supuestas mayorías gobernantes. Y para no cambiar de comunidad autónoma, seguiré poniendo por ejemplo la valenciana, aunque, como decís en vuestros comentarios, la reflexión es válida para casi todos los lugares que se nos ocurran.

En la Comunidad Valenciana ha votado el 71%; de ese porcentaje, menos de la mitad ha votado al Partido Popular, es decir, menos del 35% ha dado su voto a una panda de chorizos y a otros que, no siendo chorizos (obviamente hay gente honrada en todas partes y el PP no iba a ser menos), van a velar, por definición, por sus exclusivos intereses y los de los grandes empresarios y las grandes fortunas. Y ahora caben muchas preguntas:

¿Es el 35% mayoría?, ¿qué hacemos con el 33% que suman las abstenciones, los votos blancos y los nulos?, ¿por qué no hemos votado quienes nos hemos abstenido?, ¿teníamos motivos fundados para hacerlo?, ¿éramos conscientes de las consecuencias?, ¿somos “culpables” de lo que se fragua en ese mundo inaccesible y aislado de la realidad, que es la política?
¿Qué es, realmente la Democracia?, ¿es este juego de partidos con el que pretenden acallar cada cuatro años  la necesidad de participación del pueblo, con el que pretenden responsabilizar a los ciudadanos cuando las cosas se ponen feas?

Demasiadas preguntas para una tarde de martes. Me voy a tomar el sol.

6 comentarios:

  1. "Mientras vivamos en una sociedad en la que el valor del dinero sea superior al valor de las cosas que puedan conseguirse con él, mal vamos". Sí, creo que ésta es una de las cuestiones de calado de las que adolece esta sociedad agónica en sus últimos estertores.Y reconforta saber que, muchos de estos jóvenes que están en las distintas plazas de España y del mundo, tiene claro que no es el dinero la solución,sino el cambio de valores fundamentales para la supervivencia de la especie en otro medio menos hostil y más solidario.
    Decía hace ya muchos años Khalil Gibran: "Nuestros hijos no son nuestros hijos, son los hijos y las hijas del ansia de la vida por si misma... Podéis abrigar sus cuerpos, pero sus almas habitan en la mansión del mañana, que vosotros no podéis visitar ni siquiera en sueños" Creo que debemos estar preparados para grandes cambios que nos traerán estos hijos e hijas del ansia de la vida por sí misma.
    Sí Floren, creo que te asiste la razón, una vez más, cuando comentabas que les debemos dejar las riendas del carruaje de la libertad a ellos solos. Nuestro carruaje hace ya muchos lustros que encalló. Bueno, quizá ni comenzó su avance,nos narcotizaron a los caballos y sólo hemos sido capaces de caminar en círculos concéntricos y por laberintos prefijados.

    Bueno yo de momento no me puedo ir a tomar el sol, debo curra un ratejo jejejejejeeje.

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  2. Yo, de momento, tampoco puedo irme a tomar el sol, no son horas, pero estoy pensando en irme a tomar la luna, que en estas caniculares fechas tampoco es mala idea.
    Tal vez lo haga, pero no será antes de dejar unas letras en la amable tertulia, aunque solo sea para expresar mi admiración por vuestra manera de sentir, de pensar y de escribir.
    Profundas, diversas y lúcidas son las reflexiones que vais desgranando en este ágora. Y por Zeus que muy gratamente expuestas.
    Poco puedo aportar de mi cosecha a este diálogo, por cuanto estoy de acuerdo, esencialmente, con todo lo que habéis expuesto. En efecto, mis amigos, el planeta no da para más de lo mismo, y se impone un cambio de paradigma que no depende ya de nuestra voluntad, sino de la inescrutable voluntad genética de la especie entre otras altas e inapelables voluntades. Clamorosas señales emergen de la tierra, otras llegan del cielo y hay luces apagadas desde antes de la revolución neolítica que vuelven a titilar tímidamente en algunos cerebros, pero pasará tiempo, y en el tiempo el dolor de la catarsis, la penitencia escrita en el pecado, incrustada, inmanente. Veremos, estamos viendo ya, maniobras dilatorias de toda índole. Las actuales copias de Maquiavelo multiplican por miles los potenciales del original, el control de las mentes y de las voluntades de las masas han reducido las más atroces pesadillas orwelianas a la categoría de simples anécdotas. Y así podría seguir, pero esta noche me encuentro más lunático que triste y me encienden los ojos fotones selenitas. Por eso no hablaré de democracia, ese helénico invento, esa utopía importada de otras eras, cuyo prototípico edificio se cimentaba en músculos de esclavos. Tampoco yo sé lo que es, probablemente sea tan solo un concepto, menos aún: un fragmento de nada. En los días de mi vida (que ya van siendo muchos) no he conocido ningún sistema político que merezca tal nombre. Los palos de los grises duelen igual que los de los azules.
    Pero ahora me duelen los rayos de la luna en las espaldas, entran por mi terraza, me llaman, me susurran. Me aseguran que no, que no hay banderas en sus arenas grises que puedan zaherir mi sensible mirada, que eso fue otra mentira de las muchas que amasaron los potentados, para enterrar la poesía.
    Ahora acaba de pasar un caudaloso y largo río de rayos gamma. Procede de una pequeña galaxia muy lejana en el tiempo. Es la emisión más grande, con mucha diferencia, de cuantas se hayan observado nunca. Obediente a la gravedad del Sol, se ha curvado suavemente en un amplio meandro apenas perceptible en su geometría y ha proseguido luego su viaje hacia el futuro. Imposible saber lo que ha traído, ni lo que se ha llevado. Pero la Luna ha recobrado ya su quietud y su frío.
    Dicen que Dios está confinado en un acelerador de partículas, entretenido en colisionar miles de veces por segundo contra sí mismo. Pero no, Dios no está.
    Prometo, en el futuro, haceros sonreír.

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  3. Hola amigos. Hoy estoy especialmente chinchosa y voy a dedicar unos minutos a daros y quitaros la razón a los dos, mis amigos Anónimo y Floren. Bueno, rectifico porque eso de dar o quitar la razón me ha quedado un poco pretencioso, así que me limitaré a aportar mi opinión respecto a si, desde nuestra media centuria (más o menos), podemos o debemos participar en las actuales luchas sociales.

    Para animar un poco a otros contertulios, les pongo en antecedentes y vosotros corregidme si me equivoco.

    Si no me equivoco, vuestra disputa dialéctica (ya resuelta, al parecer) se refería a si es adecuado o no acercarse a los actuales movimientos sociales con ánimo de evitar, aportando nuestra experiencia (y conste que pluralizo porque me encuentro en la casi cincuentena, no porque me considere activista, pues ni lo soy ahora ni lo he sido en “mis tiempos”), que se reproduzcan los errores de otras revoluciones. Uno sostenía que no, que precisamente dados los errores previos, lo más sano y lo más prudente era mantenerse a la margen y dejar que la generación que ahora está iniciando su andadura por el mundo, reinvente o invente una nueva revolución, a ver si a ellos les sale mejor. El otro sostenía que había que estar ahí, para apoyar y aportar la experiencia propia al actual movimiento popular, ya que estos son también nuestros tiempos, tanto como suyos, porque en este tiempo vivimos, tengamos la edad que tengamos. Ahora el otro le da la razón al uno y yo estoy de acuerdo en el fondo, pero no en los argumentos.

    Yo pienso que, como casi todo en la vida, no es cuestión de edad, ni de género, ni del color de la piel. Es una cuestión de actitud y de necesidades personales. Yo me considero una observadora del mundo, no una participante. Lo reconozco, lo acepto y lo asumo con tranquilidad; no soy activista ni lo he sido cuando tenía, supuestamente, la edad y los motivos para serlo. Pero hay otras personas que necesitan participar en el mundo y en sus asuntos, tengan la edad que tengan, han sido siempre activistas de la vida y lo serán hasta que se mueran (o viceversa).

    Por eso no estoy de acuerdo con Anónimo ahora que dice que nuestro viejo carruaje encalló o hizo que camináramos sin rumbo. No, yo creo que todas las luchas (no violentas, por supuesto) son válidas si al individuo le sirven para sentir que tiene un lugar en el mundo. Por eso no estoy de acuerdo con Floren cuando afirma que aquellas revoluciones de antaño nos han traído a donde estamos. A donde estamos nos han traído los chorizos, mangantes y sinvergüenzas y, si acaso, ha contribuido un poquito nuestra permisividad.

    Por otra parte estoy de acuerdo con Anónimo cuando dice que hay que estar ahí, en el movimiento social (siempre y cuando a uno se lo pida el cuerpo, tenga los años que tenga), pero no con una actitud docente ni de asesoramiento, pues en eso creo que Floren tiene razón, hay que reinventar la revolución, no reproducir viejos patrones ni basarse en experiencias previas. Y no porque éstas no fueran válidas, sino porque el tiempo y las circunstancias eran y son diferentes.

    En fin, amigos míos, que hoy es 19J y la calle nos espera.
    Salud y revolución (salud, toda y para todos; revolución, en la medida que cada cual la necesite)

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  4. Hay que ver lo interesante que se pone este foro, por la calidad de sus ponentes.
    Después de los varios mensajes que ya he escrito, deduzco que ya se me ve venir. Pero que leches, un lugar donde expresarme no se puede desaprovechar, por lo que pondré de nuevo un poco de mi tinta en este pergamino.

    Sobre si apoyar el 15M, o no apoyarlo.
    La verdad a nivel individuo, es que tomes tu decisión con sonrisa y alegría. Si te apetece ir y simpatizas con formas, maneras ideas o lo que sea pues sonríete y ves. Si crees que no es la manera de cambiar o ni te apetece cambiar, sonríete y quedaté en casa. Resumo: No es la decisión lo importante, es tu aptitud. Cansado de decirlo, lo importante eres tú, y el cambio está en tí. El cambio a través del movimiento, perfecto. El cambio a través del sistema, perfecto. No hay problema, todos son buenos. En serio, si en ese camino está tu avance personal hacia mejorar.... es un camino Perfecto!!.
    La decisión adecuada no es global, es individual. El resultado del camino individual, es la autopista universal. Los horóscopos, más desvirtuados algunos, y más puros otros (como los mayas), no dicen como encontrar la iluminación siguiendo todos unos mismos patrones. Cada uno tiene su camino, distinto a los demás, para llegar a lo más alto donde encontrarnos todos.

    Bueno un poco más de mi dosis de razonamiento, que siendo consecuente con mis palabras no tiene, ni mucho menos, que ser el vuestro.

    abrazos

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  5. Me pregunto si debería comenzar citando nombres en contestación a lo referido, pero decido que no, y punto. Pues creo que con esta exposición que sigue abro mis dudas y expreso posibles vías de transito compartidas o no, pero vías al fin.

    En la variedad reside la fortaleza, la evolución, el avance en definitiva; o al menos, eso es lo que afirma la ciencia. Extrapolando incluso se podría decir por tanto que, todos los caminos son buenos y necesarios, por lo cual todo vale. La acción y la inacción, lo bueno y lo malo, lo colectivo y lo individual, el grupo y el individuo, etc. La eugenesia también? ¿Qué es el individuo sin un espejo que le devuelva sus reflejos comparados? No, yo no estoy seguro que la decisión final no deba ser global. Y tampoco tengo tan claro que la solución para el camino de vuelta deba ser individual ¿Qué sentido tendrían los átomos sin sus partes, las los órganos sin sus células, las cascadas sin la gravedad,las flores del campo sin ojos que admiren su belleza natural, etc.? Creo que precisamente la autopista universal es inimagináblemente ancha como para que todos podamos circular por ella en compañía, y no sólos y con las luces apagadas.

    Creo que a veces, nos creemos demasiado importantes como individuo y dejemos de enfocar en angular ¿No será esa la fuente de los males de esta sociedad agónica? ¿No será que nuestro ego, nos tiende trampas tan sutiles que, nos hace sentirnos semidioses y dejar el trabajo duro y sucio para los músculos de los esclavos.

    Besos para tod@s

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  6. Me encantó esta parte de tu texto Anónimo.-
    "¿Qué sentido tendrían los átomos sin sus partes, las los órganos sin sus células, las cascadas sin la gravedad,las flores del campo sin ojos que admiren su belleza natural, etc.? Creo que precisamente la autopista universal es inimagináblemente ancha como para que todos podamos circular por ella en compañía, y no sólos y con las luces apagadas."

    Por que aunque no lo parezca a eso exactamente me refiero yo. Todos juntos en una armonía, en la misma autopista " y no solos y con las luces apagadas. En cada una de tus comparativas la escena es perfecta en cada uno de sus individuos. Si las celulas de los organos fueran cancerígenas, no valdría. Si la cascada perdiera a la gravedad perdería hasta su nombre, si las flores estuvieran podridas no las mirarían. La perfección de cada elemento hace la escena. Si vamos con las luces apagadas nos imaginamos solos. Es por ello que yo digo que cada individuo debe brillar como ser único, y todos brillando caminaremos unidos, sin esfuerzo. Por que cada elemento es puro, y cuando UNO es puro, TODO es armonía.
    La búsqueda particular es el fin universal.

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