18 marzo 2011

El derecho a la pereza

Mis queridos amigos, acabo de encontrar este libro. Su título, El derecho a la pereza, me ha cautivado desde el primer momento pues es este un derecho que siempre he reivindicado.
No he acabado de leerlo, sólo le he echado un vistazo por encima para sacar una breve conclusión que compartir con vosotros. Y es que, salvando las distancias temporales, el discurso podría tener plena validez, o lo que es peor, caminamos hacia su plena vigencia.

El capítulo 3 comienza así:

"Un poeta griego de la época de Cicerón —Antíparos— cantaba en los siguientes términos la invención del molino de agua (para la molienda del trigo), iba a emancipar a las mujeres esclavas y a traer la edad de oro:

«¡Ahorrad el brazo que hace girar la piedra, oh molineras, y dormid tranquilamente! ¡Que en vano os advierta el gallo que es de día! Dánae ha impuesto a las ninfas el trabajo de las esclavas, y ahí están brincando alegremente sobre la rueda, y ahí está el eje sacudido que con sus rayos hace girar la pesada piedra. Vivamos de la vida de nuestros padres y gocemos ociosos de los dones que la diosa concede.»

Pero, ¡ay!, los ocios que el poeta pagano anunciaba no han llegado todavía."

1 comentario:

  1. Con tu permiso lo voy a coger prestado, me gusta el título, me declaro perezosa y cada vez me gusta más el ocio.

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